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Las culturas italiana y estadounidense son muy diferentes entre sí y, a veces, incluso pueden ser contrastantes. El ritmo frenético de los Estados Unidos encaja perfectamente con «Todo el día fuera de casa, un bocadillo sobre la marcha para almorzar…» (cit.). Rara vez recuerdo haber compartido comidas que coincidieran con la idea de convivencia, los estadounidenses de vez en cuando cocinan y se sientan a la mesa. Comer o cenar son momentos que los italianos aprovechamos para crear relaciones interpersonales y encontrar aspectos que nos unan a nosotros y a cualquiera que esté sentado en la misma mesa. El humor también es diferente de cómo lo percibimos. La santurronería a menudo se confunde con la falta de confianza en uno mismo y siempre es mejor especificar la naturaleza bondadosa de nuestros chistes es broma..!!») de tal manera que no ofenda a nadie. Además, nos andamos por las ramas con conceptos para «embellecer» las frases se percibe como una pérdida de tiempo. En Estados Unidos, siempre hay que ser directo y rápido.

Estos elementos, acompañados de una barrera lingüística inicial, pueden crear malestar en el estudiante-deportista en los primeros meses de universidad. Sin embargo, cualquier actividad que exalte nuestra diferencia cultural nos obliga a aprender, incluso cuando estamos frustrados y no precisamente receptivos. Mi intención, desde luego, no es crear pánico. Tu diferencia se convertirá en el elemento que te hará especial y, asumiendo la mentalidad adecuada, serás capaz de asimilar la cultura de los demás. La asociación entre su cultura y la estadounidense representará ese «equipo extra» que puede garantizarle trabajos codiciados. ¿Ese? ¡Porque te permitirá comprender aspectos cruciales de los negocios sin tener que estudiarlos en libros! Tener una mentalidad abiertaSentirse a gusto en un grupo de trabajo multicultural, adoptar actitudes adecuadas en reuniones en las que nuestro interlocutor es de otro país, y ser capaz de comprender y perdonar los errores de quienes, como nosotros antes, son novatos en un contexto completamente nuevo, son características fundamentales en la actualidad mundo de los negocios. Conocer las culturas de otras personas también puede permitirnos cerrar un trato a nuestro favor.

Después de un shock inicial, por lo tanto, pasaremos a una fase de adaptación. Todo vuelve a ser más fácil, nos reímos y bromeamos, creamos amistades y conexiones. Sin apenas darnos cuenta, llegaremos a la fase de integración, que no es más que una mejora respecto a la fase anterior. Gracias a esta experiencia, habrás aprendido y puesto en práctica, de forma casi automática, un concepto fundamental: la inteligencia contextual. Es la comprensión de que nuestra percepción del mundo no es universal y tiene varias limitaciones. Una vez que entendemos este concepto, podemos adaptar y reconstruir nuestro conocimiento para hacer frente mejor a un entorno y una cultura diferentes. La aceptación de la diversidad es fundamental si queremos desarrollar modelos económicos, sociales y de gestión más adecuados al nuevo contexto universitario y laboral en el que nos insertaremos. Además, la inteligencia contextual puede garantizar una mayor colaboración, productividad y reducción de conflictos, especialmente en los deportes de equipo. Este tipo de inteligencia nos permite enfrentarnos a nuevos contextos y entrar en la fase de integración y «enamoramiento» de los Estados.